LO QUE QUEDÓ, EN LO QUE ESTAMOS Y LO QUE VIENE



La actual coyuntura política pareciera haber llegado a su fin. Pese a todo, aun existen algunos focos movilizados y más concretos aún, es una realidad que estos más de seis meses han calado en las conciencias de muchos compañeros que fueron partícipes.

No obstante a la hora de sacar cuentas, para muchos compañeros los resultados no fueron positivos y poco o nada se logró, por eso es entendible la porfía de entregar los espacios tomados hasta ver realmente beneficios para el estudiantado y el desanimo de organizarse y empezar de nuevo . Ante esto nosotros creemos que la consecuencia de aquellos estudiantes es admirable, pero debemos poner paños fríos sobre la coyuntura y analizar profundamente los factores que la han debilitado y las tareas que nos quedan por emprender. No es antojadizo entonces echarle un vistaso al movimiento, ver las reales fuerzas de la clase dominante y su fuerte cohesión en los aspectos estratégicos, preguntarnos porqué muchas veces las tomas de liceos  y universidades terminaban siendo de conserje y por qué los sectores populares y de trabajadores sólo nos hicieron  un guiño a favor de nuestras demandas y no fueron protagonistas jamás realmente de la pelea.

Es así como podemos concluir la gran heterogeneidad del movimiento, en donde distintas fuerzas oportunistas quisieron posicionarse ante la poca desicion de las bases. Algunos proclamaban el destierro de la CONFECH por no escuchar las reales demandas del estudiantado, “pedíamos peras al manzano”  sin entender quienes conducían estos espacios, nos casábamos con los denominados ultras dentro de la Confech sin observar que no tenían pudor, algunos de ellos de que se trasladara el conflicto a la institucionalidad nuevamente, frente a esto no tenemos temor a reiterar nuestra posición, si bien deducíamos que el conflicto tenía amplias posibilidades de terminar en el parlamento y que nuevamente seríamos engañados, no nos cansamos de mencionar que nosotros como estudiantes populares,  hijos de trabajadores no debemos confiar jamás en los órganos de los poderosos, donde ellos se saben mover perfectamente y las cartas juegan a su favor, no olvidemos las experiencias del mochilazo o la revolución pinguina que  terminó por legitimar una nueva ley de educación completamente maquillada una especie de LOCE disfrazada de LGE. Y NO FUE TAN SÓLO AHÍ DONDE LOS QUE GOBIERNAN NOS METIERON UN GOLAZO, también en la creación de leyes que terminan criminalizando la protesta, por nombrar solo algunas: ley juvenil, ley por sospecha y la anunciada hace un tiempo, sobre la toma de espacios públicos.

Quienes nos organizamos no tan sólo por una educación gratuita, sino también por una sociedad más justa y alegre, donde no haya cabida para las diferencias entre ricos y pobres. Consideramos que esta coyuntura, nos ha abierto un abanico de posibilidades en nuestra lucha, no obstante no debemos ser ansiosos y lanzarnos a perder todo lo ganado, si hay algo que hemos comprendido en la práctica es precisamente que solos no pudimos ganar esta batalla y debemos partir por casa, aportando a la creación de carreras  organizadas, consientes de la realidad, empoderando a las bases, sólo así podremos detener las pasá de máquinas de algunos. Creemos que las maquinas no responden solo a un problema orgánico de cómo se organizan las universidades, sino político de cómo afrontamos las movilizaciones y el rol que las bases en esto desempeñan.

Hoy terminado este proceso, no podemos quedarnos con el reducido grupo que se moviliza, sobándonos el lomo entre convencidos, debemos acercar a quiénes no se movilizaron, debemos asumir el compromiso de organizar nuestras carreras, universidades y liceos. Ya teniendo nuestra casa ordenada no podemos arrogarnos el papel de vanguardia de esta lucha, debemos comprender el salto cualitativo que significa que los pobladores y trabajadores asuman esta demanda como propia, transversal para el pueblo, no olvidemos el importante rol de los trabajadores en la producción de las riquezas que los poderosos nos arrebatan y como tiemblan los dueños del país cuando estos se paralizan, en conclusión debemos romper con el viejo mito que trasladando los conflictos a la institucionalidad en una especie de consenso con los poderosos abra cabida para las demandas del pueblo, ya una vez nos mostro la historia la brutalidad con la que pueden llegar actuar los ricos cuando sus intereses están en juego, debemos romper con todo el arsenal  teórico que los académicos de salón reproducen para trasladar las luchas a las canaletas del poder, no creemos que en asambleas constituyentes o plebiscitos caigan los sueños de todo un pueblo y que los poderosos estén dispuestos a dar un pedazo de  la torta que durante años injustamente se han comido, es por eso que toda proclama que detrás esconda el consenso con los dueños del país, como el manoseado poder constituyente nos parece ilógico y sin asidero.

Hacemos entonces el llamado a construir un movimiento  estudiantil homogéneo no tan solo en su forma de marchar, sino también en sus ideas, que las mayorías populares conduzcan este proceso con un fuerte y decidido carácter de clase, que no nos olvidemos que solo somos una parte del movimiento popular y no la vanguardia de este, a retomar nuestra mayor herramienta de lucha, la construcción del poder popular, ese que se  gesta en las calles y no en las copulas de la academia, ese que se muestra antagónico al poder de la clase dominante, aquel que se fragua en la lucha, lejos de las canaletas del poder.

  Por una educación Gratuita y de calidad en una sociedad donde no quepa la injusticia y reine la alegría.