A ver a ver, quien lleva la batuta, ¡Los que negocian o los que luchan!



 Ya son más de tres meses y aquel mayo en donde comenzamos se nos hace tan lejano. Han pasado muchas cosas y el tema estudiantil aún sigue presente en los titulares nacionales e internacionales, por lo que es objeto de debate a diario  en casi todos los rincones del país, almuerzos familiares, aulas, e incluso al tomar el colectivo a nuestras casas de ese tiempo a la fecha, las mismas demandas han variado desde tímidas peticiones, a cuestionarnos concretamente el modelo en el cual estamos inversos. Así mismo, estas demandas han sido respaldadas cada vez con más masividad en las marchas, o como también otras formas de expresión popular materializadas en ocupaciones de espacios, actos culturales, encuentros familiares, cacerolazos, etc. Ha sido bajo este clima que la principal bandera de lucha que se ha levantado ha sido la de educación gratuita, acompañada por otras no menores como la desmunicipalización, el fin al lucro, la democratización de las universidades, entre otras. Es en este contexto que observamos que con el transcurso del tiempo ha habido un claro despertar en las masas, que se ejemplifica claramente con la inclusión de los sectores más acomodados en la lucha. Es desde esta óptica, que se han vuelto a escuchar las cacerolas desde Ñuñoa hasta la zona sur de Santiago, de Cerro Alegre a los sectores de Playa Ancha, por lo que vemos que de a poco se ha ido perdiendo el miedo a la calle,  y que el clima de protesta se está haciendo cotidiano.
Como no ha sido extraño en la Historia de nuestro país, se han presentado los viejos vicios de algunos sectores, esto es, querer situar el conflicto en espacios que terminarán ahogando las fuerzas para sacar provechos políticos, llevando la pelea a escenarios donde el enemigo se mueve mejor, y en donde  cuenta con todo el aparataje comunicacional para conducirla a su antojo. Pero esta vez no se les ha hecho tan fácil, y algo parece a ver aprendido el movimiento de las experiencias anteriores, y principalmente las mas recientes como el ‘’mochilazo’’ y ‘’ la revolución pingüina’’ que costaron muy caro, en donde las salidas institucionales terminaron por dictar nuevas leyes que profundizaron el modelo de mercado al cual se criticaba, y se pretendía cambiar, situación que entra a legitimar el modelo y a robustecerlo en todo sentido.
En esta lógica los ‘’Vallejos’’ y los ‘’Jackson’’, y otros sectores políticos representados en el CONFECH, han abogado por posturas que les dan sus militancias postergando y obviando las posiciones de sus bases, repitiendo las conductas de antiguos sucesos que devinieron en derrotas.  Es preciso mencionar que las asambleas de carrera, instancia de debate y toma decisiones donde todos los estudiantes participan independientemente de su militancia política, han tomado un rol protagónico en las regiones, por lo que se ha  podido frenar estos vicios y se le ha dado una mayor continuidad y empuje a la lucha, lo que no significa que desde estos espacios no existan o  no se debatan posturas y, que de la misma manera las decisiones que se tomen nazcan y sean las más representativas dentro de la mayoría.
Hoy sin duda estamos frente a un movimiento más maduro, que no se ha dejado pasar a llevar ni tampoco, ha sido engatusado por la billetera del gobierno ni por su séquito de intelectuales. Frente a este escenario el gobierno a la fecha no ha tenido claridad en su actuar, y ha mencionado reiteradas veces no seguir entregando respuestas y, pese a eso ya van 4 oportunidades en las que han pretendido terminar las movilizaciones con paquetes de ‘’medidas salvadoras’’ que los estudiantes no hemos aceptado. También llegamos incluso a la instancia en que el mismo presidente de la República ha propuesto entablar una mesa de diálogo con los estudiantes para dar solución final al conflicto, es aquí donde se centra el debate actual y salen a relucir viejas experiencias, como la de llevar el conflicto o no a la vía institucional, teniendo como precedentes históricos el actuar de los poderosos frente a situaciones desfavorables, y en la  que sus intereses se encuentran en riesgo por lo que están dispuestos a pasar por encima de su propia institución a costa de muertes y desapariciones, mientras que nosotros, quienes históricamente hemos visto nuestros intereses arrebatados, se nos pide trasladar a sus escenarios el conflicto. Es aquí donde surgen las interrogantes ¿Debemos hipotecar el despertar del gigante popular en este tipo de soluciones?, ¿Son precisamente este tipo de salidas las cuales nos lleven a robustecer el actual modelo desigual  y hacerlo legítimo para las masas?
En nuestro parecer se debe ser cautivo en nuestro actuar, las condiciones por muy buenas que parezcan no son del todo favorable para el campo popular, y todos nuestros anhelos pueden terminar en un abismo si no somos cautelosos con las decisiones que tomamos, ya que cualquier error puede implicar un retroceso en este proceso de acumulación de fuerzas, con la cual pretendemos hacer de esta sociedad un vida más alegre y justa, por esto creemos que debemos seguir fortaleciendo y ejerciendo poder en las calles, universidades, poblaciones y trabajos, y, por ningún motivo trasladar la lucha a negociaciones superfluas, la tónica debe seguir siendo de emplazar y exigir a los poderosos transformar la actual agitación y masividad en organización real, que tenga continuidad en el tiempo, la cual nos permita sentar las bases de un movimiento popular fuerte y realmente maduro, que sea capaz de generar los cambios necesarios para una nueva sociedad.    
Finalmente queremos destacar los últimos hechos de violencia de los cuales hemos sido  víctimas Son indudables los riesgos que corremos cuando ponemos nuestro cuerpo en cada lucha que damos, ejemplo de esto son las cientos de detenidos, golpeados e incluso torturados en estas movilizaciones, no es algo nuevo tampoco y tenemos claro que históricamente ha sido así, sobretodo cuando el pueblo se alza en post de sus derechos. Hacemos el llamado a promover la legítima defensa, la organización de nuestra rabia y plasmarla en protesta popular. Desde este espacio mandamos un fraternal saludo a la familia del compañero asesinado, a los huelguistas secundarios y universitarios que se han sumado, a las vecinas que han hecho sonar sus cacerolas, a la locomoción colectiva que se pone con la bocina, al trabajador que considerado su rol principal en la producción, dejo de trabajar para el paro, en conclusión a todo aquel que perdió el miedo y se tomo las calles.



CEPO

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