A casi seis meses
desde el inicio de la coyuntura, durante los cuales hemos observado como los
estudiantes chilenos han sostenido sus tomas, paros y marchas de las formas mas
creativas que se habían visto, hasta
finalmente llegar a estos días, donde podemos ver como esa chispa y
creatividad inicial han comenzado a decaer, y como la misma Confech ha dado
muestras a ratos de perder el norte que en un momento la caracterizo. Hoy en día vemos como algunas universidades ya han
comenzado a bajar sus tomas, a volver a clases, o lentamente han comenzado a
fraccionarse entre grupos de estudiantes que ya cansados de la movilización piden el retorno a las aulas, y grupos de
convencidos, que optan por seguir con la lucha hasta conseguir la gratuidad por
la cual han estado peleando hasta el día de hoy. Gratuidad que sin embargo no se sustentaría si es que no se produjeran cambios realmente
estructurales tanto en el modelo educacional, como en el mismo modelo económico y social en el cual vivimos.
De la misma manera, la Confech ya ha comenzado a
flaquear en ciertos aspectos, prolongando demasiado la movilización sin determinar proyecciones políticas serias y sostenibles en el tiempo,
camuflando al día de hoy la consigna de la educación gratuita por la de Aportes Basales para las
universidades, mediante los cuales se pretenden financiar las universidades y
eliminar los métodos de
autofinanciamiento, es decir, solucionando en forma indirecta el costo para los
alumnos de las universidades, pero, dejando de lado el problema de la calidad y
el cambio estructural que es tan necesario para además, garantizar una buena educación tanto en acceso libre y gratuito, como en
calidad. De la misma manera, ha sido la misma Confech, la cual en un comienzo
se mostraba reacia a buscar soluciones en la institucionalidad, la que hoy ha
visto en el Parlamento la ultima instancia para solucionar el conflicto,
ejerciendo presión a través de la ley de presupuesto, y comenzando una
pseudo negociación con los partidos
políticos que jamás han velado por los intereses del pueblo.
El transcurso de la coyuntura ha tenido distintos matices, altos y
bajos, pero en lo concreto queremos debelar una serie de errores de lectura que
se han engendrado mediaticamente y que muchos compañeros han impulsado,
equivocaciones que a nuestro parecer sobredimensionan la real fuerza y cohesión del movimiento, ver
como compañeros y también la propia televisión nos hablaba de un
movimiento ideologizado, cuando en realidad carecía de homogeneidad política y era altamente
disperso, las bases populares intentaban poner freno a la conocida conducción que tenían los sectores
reformistas o simples ‘’pasas de maquinas’’ de algunos dirigentes, pero no se
lograba cuajar una real conducción de las mismas hacia una clara posición de clase del
movimiento, posición que hubiese permitido realmente representar
a las mayorías estudiantiles del país. Así mismo los apresurados de siempre, los de
andar por el camino fácil se montaban en la movilización parafraseando lindos
discursos sobre el ``ahora o nunca’’ para conseguir la educación gratuita, lectura que
se quedaba corta de argumentos al observar que las masivas marchas por la
educación no eran proporcionales para nada con la participación en instancias reales
o tomas de universidades y liceos, además obviando las fuerzas del enemigo, que ante
nuestra inercia ganaba tiempo para promover leyes, situar el conflicto en el
parlamento o directamente el actuar autoritario de nuestros rectores empujando
el cierre de semestre y nuestra nula respuesta. Así vemos también como desesperadamente
se pedía a las instancias de coordinación estudiantil como la Confech , soluciones al
conflicto y que por ningún motivo trasladara el mismo a instancias
institucionales donde los poderosos se saben mover, otro error mas al no
comprender quienes realmente conducían estos espacios y la inmensa heterogeneidad
del movimiento no asumiendo que es deber nuestro como estudiantes populares el
darle el carácter de clase y estar atento a las jugadas del enemigo, pero no estábamos lo suficiente
preparados y las apuestas por trasladar la solución del conflicto al
parlamente nuevamente se posicionan y veremos como otra vez se confía en la misma
institucionalidad que el día de ayer bajo distintas leyes criminalizo la
protesta, disfrazo la LOCE
como LGE y hoy nuevamente hace su arremetida con leyes que criminalizan la toma
de espacios y saca a relucir como en dictadura la ley de seguridad del estado.
Para nosotros la tarea es ardua y
lo principal es materializar la participación en organización real y permanente que nos permita sentar las bases
de un movimiento estudiantil sólido, homogéneo de carácter popular y
revolucionario que no solo actúe en coyunturas. Para esto es vital la
organización en nuestros territorios donde convivimos, nos realizamos y nos
encontramos. Quienes vemos la educación gratuita como una demanda legitima, justa,
pero que no resuelve las injusticias ni las diferencias entre pobres y ricos
sabemos que la pelea es larga y esta coyuntura es tan solo una de las muchas
que debemos emprender, por esto no podemos arriesgarnos a perder todo,
quedarnos entre convencidos resolviendo el problema, tenemos que tener claro
que los cambios solo son posibles con las grandes mayorías y no tan solo
estudiantiles, no podemos arrogarnos el papel de vanguardia de una lucha, como
algunos han pensado, solo cuando entren en la pelea otros sectores
(trabajadores y pobladores) le pelea dará el salto cualitativo que nos permita
conseguir nuestros objetivos. También es importante en nuestra construcción ir desarrollando el
protagonismo de las bases y que se vallan empoderando de sus espacios, solo asi
podremos cambiar las lógicas actuales de representación, en donde los
dirigentes se limiten a llevar la voz de sus asambleas y no pasar por encima de
estas.